LOSU EN CONSEJO DE MINISTROS: DECEPCIÓN
El anteproyecto de LOSU aprobado este pasado martes por el Consejo de Ministros nos deja un texto muy desilusionante.
CCOO
se siente muy decepcionada con el Anteproyecto de Ley Orgánica del
Sistema Universitario (LOSU) aprobado por el Consejo de Ministros del
Gobierno de coalición PSOE-UP, ya que no hace una apuesta real por
la universidad pública.
Mientras que en todos los documentos previos publicitados por el
Ministerio de Universidades se ha considerado al personal de las
universidades públicas como sector prioritario en cuanto a la
planificación del empleo público, en el anteproyecto aprobado se ha
eliminado este párrafo. Este hecho nos hace pensar que el
Gobierno no quiere adquirir compromiso alguno con las universidades
públicas
a pesar de reconocer que sus plantillas han sufrido una gran
precarización y temporalidad debido a la aplicación de las tasas de
reposición.
CCOO
sigue desconociendo la memoria económica
que debe acompañar al Anteproyecto presentado y sigue cuestionando
cuando
se alcanzará la inversión pública del 1% del PIB (la
única referencia a financiación), teniendo en cuenta que
el propio Ministerio de Universidades no establece ningún plazo
para constituir, en el marco de la Conferencia General de Política
Universitaria (donde participan exclusivamente el Estado y las
Comunidades Autónomas), una comisión que establecerá el plan de
incremento de la financiación al sistema universitario público
hasta alcanzar el objetivo mencionado.
Tampoco
podemos comprender cómo
el gobierno
que se autodenomina el más progresista y social desde la
instauración de la democracia y que ha impulsado en determinados
ámbitos el diálogo social y la negociación colectiva, elude
reiteradamente este derecho del personal de los cuerpos docentes
estatales
(profesorado titular y catedrático de universidad). Este profesorado
ha sido excluido por el Ministerio de Hacienda y Función Pública de
la Mesa General de Negociación de las Administraciones Públicas y
de sus mesas delegadas y marginado por el Ministerio de Universidades
al no crear la Mesa Sectorial de Universidades. Otros y otras
profesionales por sus funciones y desempeño sí merecen un
tratamiento diferenciado; así, hay Mesa Sectorial de Sanidad, de
Justicia o de Educación no universitaria. Sin embargo, el personal
docente e investigador universitario funcionario, integrado por más
de 41.500 profesores y profesoras sólo tienen derecho a que se les
regule su salario, carrera profesional y condiciones de trabajo en
Reales Decretos, en desarrollos legislativos de las Comunidades
Autónomas o por Agencias de Calidad externas. El Ministerio de
Universidades niega la aplicación del texto refundido de la Ley del
Estatuto Básico del Empleado Público (TREBEP) al ámbito del
profesorado universitario funcionario.
Y
qué decir de la contabilidad tramposa que hace el Ministerio en
cuanto a la reducción de la temporalidad al 8% al excluir del
cómputo a casi el 19% de profesores y profesoras universitarios,
integrado por el profesorado Ayudante Doctor (Profesorado Adjunto) y al profesorado
asociado de ciencias de la salud. A este último colectivo, además,
se le penaliza en cuanto al tipo de contrato, puesto que en la
disposición final segunda se señala que el régimen de sus
contratos será temporal mientras que el resto de profesorado
asociado tendrá contratos indefinidos. Es más, el Ministerio
incluso modifica la Ley de Incompatibilidad del personal al servicio
de otras Administraciones Públicas para que puedan desempeñar
puestos de trabajo en la esfera docente como profesorado asociado
(disposición final primera).
Nos
cuesta comprender la inclusión de la disposición final cuarta del
anteproyecto de LOSU, que modifica la Ley General de Salud Pública
para establecer los requisitos académicos que debe cumplir el título
habilitante para la profesión de Psicólogo General Sanitario.
No sabemos si el Ministerio ha cometido un error al incluir al profesorado distinguido en los procesos de estabilización contemplados en la disposición transitoria octava mediante procesos de promoción interna. Realmente es paradójico que este sea el único profesorado que no va a ser evaluado por ninguna comisión.
Otro
elemento nuevo discordante que aparece en la Ley es que las
Comunidades Autónomas puedan crear otras universidades públicas con
especificidades académicas, suponemos que similares a la Universidad
Internacional Menéndez Pelayo puesto que se contemplan en la misma
disposición adicional, la tercera, pero no sabemos en lo que pueden
devenir finalmente.
Además,
como ya comentamos en comunicados anteriores, numerosas propuestas de
CCOO no han sido tenidas en cuenta (medidas de financiación,
establecimiento de una carrera académica horizontal y vertical,
reconocimiento pleno de las acreditaciones del profesorado entre las
agencias autonómicas y la ANECA, …)
CCOO
considera que la
Ley presentada por el Ministerio de Universidades no es la que merece
ni necesita la universidad, sino que parece responder a las
demandas ejercidas por grupos de presión concretos.
Finalizada esta fase, CCOO presentará a los grupos parlamentarios
aquellas enmiendas que no han sido consideradas como propuestas de
mejora por el Ministerio. Lo que ha quedado claro con la tramitación
parlamentaria de la modificación de la Ley de la Ciencia y con la
aprobación por el Consejo de Ministros del Anteproyecto de la LOSU
es que este
gobierno no apuesta ni por la educación superior ni por la ciencia,
y menos por el personal que la desarrolla. Con
estas leyes será muy complicado que la universidad contribuya al
cambio de modelo productivo.
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