¿CAMPUS DE EXCELENCIA O DE EXCESOS?
Hemos recibido en la Sección Sindical de CCOO una denuncia relativa a la situación de numeroso profesorado sustituto de la UPV/EHU que, a pesar de estar trabajando desde septiembre, ni ha cobrado el salario de dicho mes, ni tiene la seguridad de cobrarlo en octubre.
Tras la huelga del 11 de octubre, en la que precisamente una de las reivindicaciones principales era la situación de precariedad del profesorado sustituto, nos encontramos con un nuevo ataque al personal más vulnerable de la UPV/EHU y, esta vez, no pueden culpar a la LOSU.
Dada la gravedad de este asunto, hemos solicitado al Vicerrectorado de PDI y a la Gerencia, información de la situación y de las medidas a adoptar para solucionar este problema de modo urgente.
A la espera de que la UPV/EHU nos informe, sabemos que detrás de este impago al profesorado, se encuentra una realidad sumamente preocupante:
La sobrecarga de trabajo del PTGAS
El PTGAS lleva ya años padeciendo situaciones de excesos de trabajo que les está llevando al límite y afectando de modo directo a su salud. No se trata de algo coyuntural, sino de una situación estructural, sostenida en el tiempo.
No hay excusa posible: lejos del "oasis vasco" que la señora rectora vende en los medios, según los datos publicados por el Ministerio de Universidades, la UPV/EHU cuenta con la peor ratio PDI/PTGAS de todas las Universidades públicas del Estado. Esta infradotación del PTGAS, además de ser estructural, no tiene visos de solución a corto plazo. De hecho, es tal la desidia ante la situación que el equipo rectoral ni siquiera la tiene en cuenta. La ultima plantilla de referencia data del 2008. Desde entonces, ni análisis ni propuestas, ni nada.
Mientras tanto el PTGAS se encuentra día a día ante situaciones en las que no hay capacidad suficiente para desarrollar el trabajo en los plazos exigidos con las condiciones mínimas adecuadas. Este modo de trabajar en alerta permanente suele ir acompañado de errores por la sobrecarga mental que supone y por la imposibilidad de revisar los procedimientos. Este modo de trabajar constituye, además, un factor de riesgo psicosocial que incide negativamente en la salud. A este déficit cuantitativo permanente, se añade una gestión de personal deficiente, basada en modelos caducos en los que sólo importa que el trabajo salga adelante, como sea y a costa de quien sea.
EJEMPLOS:
Pese a que se trata de una situación habitual en la mayor parte de los servicios, hay algunos casos que son muy ilustrativos.
1- Servicios esenciales de la UPV/EHU como Personal, Nóminas o Prevención no cuentan con suficientes recursos para gestionar las necesidades de la plantilla actual. Como ejemplo reciente de esto último, las recientes declaraciones del Consejero de Educación, sobre las dificultades burocráticas para llevar a cabo la obligación de afiliación en la Seguridad Social del alumnado en prácticas. En lugar de plantear el aumento de recursos, propone la moratoria en el cumplimiento de las obligaciones, perjudicando directamente al alumnado. [1]
2- Otro ejemplo concreto lo encontramos en la Vicegerencia de las TIC, donde con una plantilla ya sobrecargada de trabajo ni tan siquiera se están cubriendo los contratos relevo del personal, teniendo que asumir el resto el exceso de carga de trabajo. Además, el personal de las TIC hace este trabajo en unas condiciones de disconfort que ya duran ya años, con ruidos y temperaturas inaceptables que se han agudizado por las medidas de ahorro energético, que siempre se soportan desde el lado del personal. Para mayor gravedad, en lugar de planificar y organizar el trabajo, se echa mano de la externalización de servicios, con lo que supone convertir en “negocio” lo que ha de ser “servicio público”, usando el presupuesto de la UPV/EHU para generar una plantilla colateral, huyendo de las garantías que protegen a los empleados públicos.
Por si todo este entorno no fuera suficientemente perjudicial, hay que añadir la situación de estrés en la que se encuentra el PTGAS como consecuencia de la OPE masiva del PTGAS. La mayoría de la plantilla lleva esperando muchos años la posibilidad de estabilizarse. Se trata de un momento decisivo, que se ha de tener también en cuenta a la hora de planificar el trabajo de los distintos Servicios.
Parece que al equipo rectoral se le olvida que antes que trabajadoras/es, el PTGAS y el PDI somos personas y que son, precisamente, las personas quienes constituyen la UPV/EHU.
¿Dónde queda la excelencia cuando no se garantiza que las personas puedan trabajar en condiciones que no perjudiquen su salud?
¿Dónde queda la excelencia cuando ni siquiera se garantiza que el personal perciba su salario cuando le corresponde?
¿Dónde queda la excelencia cuando la gestión ordinaria de los servicios implica la sobrecarga de las personas?
¿Dónde queda la excelencia cuando las personas no están en la agenda?
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