LORE SE FUE Y VINO... ¿JUANJO?
Celebramos
un año más el Día Internacional del Teletrabajo sin muchas
novedades al respecto.
Situación:
Existe
el artículo 47 bis del EBEP que regula el teletrabajo en la
Administración Pública, y en Euskadi tenemos el Decreto 113/2023
sobre teletrabajo para el personal empleado público del sector
público de la Comunidad Autónoma de Euskadi, así como una Ley
española sobre teletrabajo en el sector privado, y una variedad de
otras regulaciones diversas al respecto en distintas entidades e
instituciones.
Hay
ya una gran experiencia acumulada y una serie de buenas prácticas
establecidas en los últimos años.
Muchas
instituciones y empresas han podido comprobar que el teletrabajo
funciona. Incluso, pudo verse en 2020, durante la pandemia, cómo
podía mantener en funcionamiento buena parte de lo que podía
funcionar y evitar determinados riesgos al mismo tiempo.
Pero.... en la UPV/EHU:
Sin
embargo, en la UPV/EHU, la Administración sigue aferrada al
Acuerdo de Teletrabajo de 2016, que desde luego ya no cumple con la
legislación actualmente en vigor, limitándose a sumar con
cuentagotas algunas plazas para acceder a esta forma de
prestación del servicio, que, cabe recordar, es ya, en teoría, una
modalidad de jornada, pero no se puede acceder a ella como a las
otras, ya que hay un estricto numerus clausus. Hasta el punto
de que el Plan de Igualdad fija un objetivo del 10% (que serían ¡al
menos 200 plazas!), del que, en todo caso, aparte de discrepar como
CCOO, estamos muy lejos.
Un
problema adicional a tener en cuenta es que este límite de plazas se
está utilizando también con aquellas personas que tienen derecho al
teletrabajo derivado del derecho a adaptación de la jornada de
trabajo por cuestiones de salud o necesidades de conciliación.
Como resultado, se quedan fuera muchas solicitudes con necesidades de
cuidados, cuando ésta es una situación completamente diferente (de
conciliación y no de jornada propiamente). En estos casos no cabe
la denegación.
Esto
revela algo que ya conocemos, y es que, en esta institución en
particular, se desconfía absolutamente de la prestación del
servicio en teletrabajo, es decir, en definitiva, se desconfía
del personal; y en todo caso, no se quiere poner medios para esto,
como para tantas otras cosas. De su parte, vemos mucho más énfasis
en los “riesgos” o aspectos negativos que el teletrabajo pueda
tener, que en el hecho de que, sencillamente, funciona y tiene además
otros beneficios, tanto para las entidades, como para las personas
trabajadoras.
Una
animadversión al teletrabajo que parece más una posición
personal derivada de prejuicios obsoletos que el fruto de un estudio
de resultados. De hecho, la normativa de 2016 recoge que se ha de
hacer un seguimiento anual y una valoración sobre la puesta en
práctica de esta modalidad y no nos consta que haya valoraciones
negativas que impidan su ampliación.
Teletrabajo si, pero cuando a mi me da la gana:
Claro
que esta resistencia es sólo cuando la cosa es de interés
especialmente para la persona trabajadora (y hay muchos motivos para
que lo sea). Cuando le viene bien, ante todo a la Gerencia,
entonces sí se teletrabaja o se “trabaja en remoto”, como
les gusta decir: cierre de centros, casos de personas que han
teletrabajado para no cogerse una baja, personas que trabajan
desde casa en situación de IT…
Debemos
recordar que el teletrabajo no es una modalidad de prestación del
servicio, o de realización de la jornada, ajena a la UPV/EHU,
bien al contrario. La mayoría del personal (constituida por el PDI)
teletrabaja habitualmente y no parece que tenga un impacto negativo
en la productividad. Incluso se considera perfectamente natural, como
así es. Pareciera, pues, que el teletrabajo sólo impacta
negativamente en la productividad del PTGAS.
Y
estamos hablando de una modalidad que, en principio, en ningún caso
sería teletrabajo completo, sino más bien 3 días de teletrabajo y
2 presenciales, generalmente (aunque entendemos que caben más
posibilidades).
UPV/EHU is different!:
Se nos argumenta que el Decreto 113/2023 no sería de aplicación a
la UPV/EHU, pero CCOO discrepa de esta interpretación que
sólo tiene la intención de eludir el asunto. De hecho, aunque fuera
así (que no lo es), no hay razón para no tomar de toda la normativa
mencionada, todo aquello que resulte útil.
CCOO
viene insistiendo, por ello, en que es hora de negociar una
regulación del teletrabajo que supere el Acuerdo de 2016, que,
en la práctica, sigue funcionando a modo de “Plan piloto” y de
ninguna manera cubre las expectativas sobre esta cuestión desde hace
ya años.
Nuestra visión sobre el asunto:
CCOO
plantea un cambio de enfoque radical [1] (para la UPV/EHU, que está
prácticamente sola en esto): de una “graciosa medida” para un
grupo “restringido” de personal a quien se concede
arbitrariamente, como ya denunciamos en su momento [2], debe pasarse a
una verdadera modalidad de jornada que se pueda escoger por la
generalidad del personal.
Debe realizarse una valoración y con ella, un catálogo, de puestos
teletrabajables, de forma que se parta de que todo puesto
teletrabajable pueda efectivamente teletrabajarse.
Deben suprimirse posibles trabas que aparecen en los servicios y
unidades, modificando la forma de validación de estas
solicitudes.
Debe abrirse el teletrabajo a puestos que ahora lo tienen vetado
expresamente, como los directivos y otros.
En
resumen, debe normalizarse la prestación del servicio mediante
teletrabajo, cuando ésta es posible.
Mensajito a nuestras y nuestros dirigentes:
Una
institución que pretende calificarse como “de excelencia
internacional”, innovadora y vanguardista, no puede quedarse
anclada en una visión anticuada de la prestación del servicio, como
existía en tiempo de la anterior Gerente Lore Bilbao. Y, sobre todo,
debe pasar de las palabras y la propaganda, a los hechos y los
avances. El actual Gerente, Juan José Unzilla, lamentablemente
ha sido incapaz hasta ahora de dotar a la UPV/EHU de materiales para
poder teletrabajar, así como de digitalizar muchos procesos que
prometían aligerar la carga de trabajo del PTGAS.
Tiene la oportunidad de despedirse en su momento de la Gerencia dejando abierta la UPV/EHU al teletrabajo, o de hacerlo como un dinosaurio más.
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